Osvaldo Codel: la vida desde el caballito de acero
En medio de nostalgias Osvaldo Codel, dueño de uno de los primeros talleres de arreglo y mantenimiento de bicicletas, recuerda un Riobamba sin carros pero lleno de personas manejando diferentes bicicletas como el medio de transporte para realizar sus gestiones, ir al trabajo o cumplir alguna compra o encargo. “Sin duda fueron parte de la cotidianidad de los riobambeños” asegura.
Era la década de los 60 en una ciudad con calles de tierra apenas unas pocas empedradas y el vehículo era solo un lujo para muy pocas familias, otros asiduos conductores de las bicicletas eran los niños que empezaban sus primeras pedaleadas en bicicletas adaptadas para ellos.
Tenía un familiar que estableció un almacén de bicicletas en 1950, Osvaldo siempre llegaba al sitio y se familiarizó con este tipo de negocio que a la larga generé la oportunidad de establecer un almacén y taller más adelante.
Aprendió el oficio de Floresmilo Oquendo un reconocido mecánico de bicicletas que terminó además siendo un buen amigo, los inicios no fueron fáciles, pero el trabajo bien hecho garantiza que el cliente regrese, según afirma, y encontró como una buena opción de trabajo, alquilar a los niños que no tenían bicicleta por unos pocos centavos, para que ellos sientan lo bonito de esta distracción.
Poco a poco esto se fue popularizando y cada vez eran más niños que pedían a sus padres que los lleven al alquiler de bicicletas disfrutaban paseos alrededor del negocio que las prestaba y en la Plaza de la Concepción o apenas tenían tiempo y algo de dinero pedían su bicicleta y demostraban sus habilidad muchos con uniformes de los colegios de ese entonces.
“Los padres llegaban a enseñar a sus hijos a montar bicicleta, que se convertía en una experiencia muy bonita de afecto cariño y paciencia en medio de la expectativa de que sus pequeños puedan conducir solos” recuerda Codel.
Su almacén fue creciendo conforme la adquisición de bicicletas y la necesidad de dar un servicio de mantenimiento a las mismas único medio de transporte masivo de esos años. Bicicletas Norman de procedencia inglesa, Ronson que llegaba del Japón eran muy cotizadas así como otras marcas como Philips o Rallys.
“Eran en realidad productos de buena calidad duraban para toda la vida con un buen mantenimiento, aguantaban macho en una ciudad donde había calles empedradas”, recuerda Don Osvaldo.
El medio de transporte, muy utilitario, cambio la vida de muchas familias y obreros de ese entonces, de fábricas que empezaban a desarrollarse, trabajadores de La Cerámica fábrica El Prado, la industria Calero, Tubasec, tenían su bicicleta en perfecto estado para sus jornadas de lunes a viernes, los turnos extendidos en la noche y madrugada.
Los fines de semana, en una parrilla adaptada en la parte posterior, podían llevar a su esposa e hijos a pasear o realizar alguna gestión que se necesitara, aprovechando el descanso que se tenía, era habitual llevar las compras en este medio de transporte.
Osvaldo Codel como muchos riobambeños recuerda al médico Juan Chiriboga, profesional muy querido y solidario con todos, que atendía a sus pacientes movilizándose en una bicicleta que el mismo la mantenía con especial esmero, “me contaba que la bicicleta le servía para llegar pronto a las emergencias muchas veces en la madrugada” refiere.
Trabajó también para propiciar el deporte del ciclismo en la administración del Dr. Ángel Martínez Luna como presidente de la Federación Deportiva de Chimborazo, le pidió su colaboración y lo hizo con mucho gusto recuerda que también trabajo con el padre Rubén Boada en los campeonatos estudiantil que convocaba mucho público y donde destacaba los deportistas de los colegios San Felipe, Maldonado y Salesianos.
Participó de varias Vueltas a la República en bicicleta, eran tiempo dónde no había presupuesto para tener unas buenas bicicletas, por lo que los deportistas de Chimborazo salieron con las que tenían y siempre confiados en las reparaciones que las hacía Don Osvaldo.
“La vuelta empezaba en Rumichaca, la primera vuelta que participé fue cuando era presidente del Comité de Ciclismo, Floresmilo Oquendo yo fui como mecánico, Chimborazo destacaba con el trabajo de Gonzalo Portilla y Luis Tierra un empleado de Panadería La Vieneza, pero sin duda
Carchi, Pichincha y Guayas eran los rivales fuertes y que tenían muy buenas bicicletas”, señala.
Eran jornadas extenuantes cada una de las etapas el presupuesto no era mayor para la subsistencia ni para los diferentes requerimientos desde el linimento para los calambres hasta la hidratación, cada etapa era más fuerte, se comenzó a trabajar con tiempos y quien no cumplía simplemente salía de competencia.
Fue también entrenador de muchas generaciones de ciclistas pues aprendió los secretos de este mundo deportivo, pero también un generoso maestro que recomendaba la labor de cuidar al “caballito de acero”. Los ciclistas seleccionados de Chimborazo siempre llegaron a su taller para los mantenimientos de rutina o arreglos lo cual le da mucha satisfacción.
El arreglo básico siempre fue el mismo arreglar la cadena, revisar el buen funcionamiento del piñón, el pedal y la denominada catalina que forma el grupo transmisión y que se regula con alta mediana y poca velocidad, dependiendo de la zona donde se maneja montaña, plano o descenso, los frenos deben tener un control permanente.
Desde su taller siempre trabajó para que las bicicletas de sus clientes funcionen bien “El mantenimiento en una bicicleta es importante para que las mismas no se averíen, que no rechinen o se pongan duras” recomienda Codel.
Luego de más de medio siglo de mirar la ciudad desde su taller ubicado en el centro de la ciudad, en las calles Orozco y España está alegre por que en los últimos años muchas personas han validado el ejercicio y el uso de la bicicleta, se organiza cada vez más ciclo pasesos y toma fuerza el deporte y ejercicio desde este medio de transporte. “Es cierto con ello nuestro trabajo continua, pero lo que más me agrada es saber que siempre hemos entregado nuestra experiencia y pasión, sea al deportistas de la provincia como l ciudadano que han llegado con su bicicleta, nunca trabajamos con preferencias” dice con modestia y orgullo.
Las anécdotas:
- Don Osvaldo no comprende como se puede tener sin utilizar un espacio tan funcional como la pista del aeropuerto local donde se podría establecer paseos de recreación en bicicleta dando además seguridad a quienes lleguen al lugar.
- Como parte del programa se emocionó mucho al tener una orqueta en sus manos reconoció tener mala puntería “rompía la vidrios” confesó entre risas y explicó que con sus amigos ponían en lugar de una piedra un torpedo que lanzado contra una pared generaban un fuerte estruendo.
- El ciclismo de competencia ha cambiado mucho desde las bicicletas que, en la actualidad no pesan más de seis libras y son de carbono, hasta el costo de las mismas producidas en grandes fábricas, con especificaciones definidas para deportistas profesionales y que pueden superar los 10 mil dólares.
- La ropa e implementos han variado en diseños y colores, los cascos son modernos livianos y aerodinámicos y también son costosos, el deporte profesional en Europa paga miles de dólares a los ciclistas.
- Disfruta desde siempre de los pasillos de Olimpo Cárdenas, Pepe Héctor y Julio Jaramilo y le gusta también escuchar los tangos de Gardel.
- Fabián Codel su hijo, es oficial de la policía y también un apasionado por el ciclismo confía que él en su momento tomará la posta del negocio
Fuente: La Riobambeñidad
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