Los colores de la Devoción

Las calles de Riobamba toman otro matiz, son los colores de los devotos que acompañan el Pase del Niño Rey de Reyes esta tradición Riobambeña tiene su fiesta grande en enero, con vistosas ceremonias de entre la religión y personajes paganos.

Nuestros antepasados tenían en diciembre su fiesta importante a su Rey Sol, con la llegada española se implementó la devoción al Niño Jesús y ahora - entre color y baile - se cumple estas celebraciones que tienen priostes y jochantes, vísperas, Misa de Fiesta y el pase respectivo.

Dicen que la imagen del Rey de Reyes pertenece a la antigua Riobamba y fue de mano en mano hasta que llegó a la Familia Mendoza que estableció un oratorio que, desde hace muchos años, quedó pequeño ante la religiosidad de la imagen milagrosa.

Entre quienes bailan, está la promesa de hacerlo en “agradecimiento” al milagro recibido, temas de salud, crisis económicas superadas, problemas familiares resueltos, conseguir trabajo y otros, son los motivos por los cuales llega la promesa que debe cumplirse. Si eres Diablo debes salir 7 años, si sales de Payaso cinco años si es Curiquingue seis años y eso no debe tomarse a juego, nos dice uno de ellos.

De un tiempo acá un personaje gana espacio en celebración y transformación y es el Diablo Sonajero, quien representa al perverso diablo tiene una máscara de lata que dejó también hace rato de ser roja con definiciones negras, hoy, una gama de adornos y colores, son parte de lo que se mira en este bailarín.

Con un elegante y peculiar baile, moviendo las sonajas muestra su presencia que destaca y lleva de un lado a otro una peculiar cabellera de cabuya colorida, es muy formal pues tiene camisa blanca y pantalón negro con zapatos bien lustrados, algunos ocupan chaleco y “purgan sus penas” en este pase el más grande de Riobamba. Hay expertos y novatos, en cuanto al baile, pero sobre todo fe.

Los payasos hacen lo suyo, entre bromas y cargando como corresponde el chorizo, es un baile más cadencioso, los bonetes van desapareciendo, un espectáculo a parte es el que brinda el Sacha Runa ya no lleva musgo, la tela multicolor retaceada lo remplaza y cubre, la careta es verde con negro y tienen un aspecto de enojo, pero eso solo es en apariencia, es de los personajes más alegres.

En su mano el cabestro y de su boca sale ruidos extraños, mientras alegre rompe todo orden, comparte con los adultos y niños, ahora hasta se toma selfies, como cambia el mundo, ya no le tienen miedo, más bien cariño….

Los perros acá tienen lo suyo, un espacio para mostrarse consentidos y cariñosos con caretas más definidas y ropa con remiendos, detrás los curiquingues que como si hubieran detenido el vuelo, deciden caminar por las calles céntricas de la ciudad, pero están también los Reyes de Lican y el Batan solemnes y con sus vasallos de caras rosadas, que con machete en mano le defienden y bailan en homenaje al Niño Rey de Reyes. Su fiesta recién empieza.

Con más facilidad se graba se toma fotos, se comparte y más gente sabe de la fiesta religiosa que da identidad a la ciudad, celebración como siempre prolongada, pues los primeros Pases de Niño empiezan en diciembre y terminan en tiempo de Carnaval por lo que se junta fácilmente:

“Dulce Jesús mío mi Niño adorado….”

“En esta esquina baila un payaso, sale guambrita dale un abrazo…”

Fuente: Historias de la Riobambeñidad




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